El picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) es un coleóptero perteneciente a la familia de los gorgojos, originario de las regiones tropicales de Asia. Este insecto destaca por su gran tamaño, que oscila entre dos y cinco centímetros de longitud, y por su característico color rojizo ferruginoso, que lo hace fácilmente reconocible. Posee un largo y robusto rostro (o rostro prolongado) que utiliza para perforar tejidos blandos de las palmeras, donde deposita sus huevos. Además, es conocido por su capacidad de volar largas distancias, lo que facilita su dispersión y convierte a esta especie en una plaga altamente invasiva y destructiva para diversas especies de palmeras en todo el mundo.
Como ataca a las palmeras?
Las larvas del picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) perforan galerías de más de un metro de longitud dentro de los troncos de las palmeras, debilitando seriamente su estructura y comprometiendo su vida. Este comportamiento convierte al picudo rojo en una plaga altamente destructiva para las especies que hospeda. Entre las principales plantas afectadas están las de la familia de las palmeras, como el cocotero (Cocos nucifera), la palmera del aceite (Elaeis guineensis) y varias del género Phoenix, incluyendo la palmera canaria (Phoenix canariensis) y la palmera datilera (Phoenix dactylifera). Además, se han registrado ataques en otras especies ornamentales y nativas como la Washingtonia (robusta y filifera), el butiá (Butia capitata) y el pindó (Syagrus romanzoffiana), así como el palmito (Chamaerops humilis).
Las palmeras infestadas por el picudo rojo suelen presentar síntomas evidentes, como el amarilleamiento y marchitamiento de las hojas, que pueden culminar en la muerte total de la planta si no se controla a tiempo. El manejo de esta plaga es un desafío y requiere una combinación de estrategias, incluyendo técnicas preventivas como la endoterapia, y curativas, como la eliminación de ejemplares severamente afectados o sospechosos de infestación, para evitar la propagación del insecto.
Propagación en España
El picudo rojo apareció en España por primera vez en 1994 en Almuñécar, introducido a través de palmeras infectadas provenientes de Egipto y otros países del norte de África. Desde entonces, su presencia se ha expandido, afectando gravemente diversas regiones como Andalucía, Murcia y la Comunidad Valenciana. Casos destacados incluyen el brote de 2004 en Murcia, que obligó a talar palmeras en un colegio, y su llegada en 2005 al emblemático palmeral de Elche, el mayor de Europa.
En las Islas Canarias, amenaza a la Phoenix canariensis, mientras que en 2011 afectó más de 200 palmeras en Jerez de la Frontera. Córdoba ha implementado soluciones efectivas, como las inyecciones desarrolladas en 2013 por Fertinyect. Sin embargo, en otras áreas como Málaga, Badajoz y Cataluña, la plaga ha continuado causando daños significativos, incluyendo la pérdida de palmeras centenarias.
En años recientes, se detectaron casos en Galicia (2021) y Cambados (2022), lo que obligó a la tala de numerosas palmeras. Debido a su rápida expansión y riesgo ecológico, el picudo rojo fue incluido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras mediante el Real Decreto 630/2013.
Propagación en Uruguay
En julio de 2022, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca emitió una alerta fitosanitaria tras la detección del Rhynchophorus ferrugineus (picudo rojo) por parte de la Dirección General de Servicios Agrícolas. Esta plaga, cuya presencia en Uruguay es única en América del Sur, llegó al país por medios aún desconocidos.
Para esa fecha, el insecto ya había sido identificado en los departamentos de Canelones, Florida, San José y Montevideo. A agosto de 2023, se estima que la plaga ha afectado a más de 10.000 palmeras.
En Uruguay, el picudo rojo ha infestado principalmente palmeras como la Phoenix canariensis (palmera canaria), las Washingtonias (robusta y filífera) y, en menor medida, la Pindó (Syagrus romanzoffiana). Aunque se han registrado muertes de Butia capitata en áreas donde otras especies han sido atacadas, el Ministerio aún no ha confirmado si el picudo rojo es responsable directo de estos decesos.
Hasta agosto de 2023, no se ha implementado un protocolo oficial para proteger los palmares de Rocha, que albergan especies nativas como las del género Butia. Esto deja en riesgo tanto estas palmeras como otras distribuidas en el territorio nacional, incluyendo las del género Trithrinax. Si bien no se dispone de un censo preciso, se cree que el número de palmeras afectadas supera ampliamente las 10.000.
Ciclo biológico
La esperanza de vida del picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) en su estado adulto varía entre 45 y 90 días, dependiendo de factores ambientales como el clima y la disponibilidad de alimento. Desde que eclosiona el huevo hasta su muerte, este coleóptero tiene una vida media de entre 130 y 200 días.
El picudo rojo completa todo su ciclo biológico dentro de un mismo hospedador, sin necesidad de cambiar de palmera hasta que esta es completamente destruida. Esto ocurre cuando la planta no puede proporcionar suficiente alimento para la cría de una nueva generación o para la supervivencia del insecto adulto. El imago (individuo adulto) es altamente activo durante el día, momento en el cual busca nuevas palmeras para infestarlas y depositar sus huevos.
Ovoposición
Después de la fecundación, la hembra adulta del picudo rojo deposita entre 300 y 500 huevos de forma aislada. Utiliza orificios que ella misma perfora mientras busca alimento o aprovecha las hendiduras y heridas naturales de las palmeras. Estas hembras son especialmente sensibles a las cairomonas, compuestos químicos liberados por las palmeras como respuesta a heridas o podas mal tratadas, lo que facilita la localización de nuevos hospedadores.
La puesta se realiza principalmente en los tallos terminales de la palmera y en el tejido blando de las bases de las hojas. Durante la oviposición, las hembras doblan sus tarsos hacia arriba y se anclan al tejido con las espinas de sus tibias, apoyándose en el tercer par de patas para posicionar el ovipositor en contacto con el sustrato. Una vez colocados, los huevos quedan protegidos y fijados mediante una secreción adhesiva producida por la hembra.
Según los estudios de M. M. Martín y T. Cabello, la puesta promedio es de 211 huevos, de los cuales el 78,02% eclosiona en un periodo de aproximadamente 3,35 ± 0,27 días, dando lugar a larvas ápodas. Los huevos son de color blanquecino, tienen forma cilíndrica y ovalada, y miden entre 1 y 2,5 mm de longitud. En su parte posterior presentan estructuras llamadas opérculos, esenciales para la eclosión.
Larvas
Las larvas neonatas del picudo rojo son de color amarillo blanquecino, con un cuerpo segmentado y ápodo (sin patas). Su característica más distintiva es una cápsula cefálica quitinosa de color marrón oscuro, más pronunciada que el resto del cuerpo. Estas larvas cuentan con potentes mandíbulas cónicas horizontales, que utilizan para excavar galerías desde las axilas de las hojas hasta la corona de la palmera, alimentándose vorazmente del tejido interno.
El estadio larval dura en promedio 95,53 ± 1,63 días, aunque este periodo puede variar significativamente dependiendo de la temperatura ambiental. Durante esta etapa, las larvas experimentan un notable crecimiento, pasando de medir apenas 2 mm al nacer a alcanzar los 5 cm en su madurez. Además, su coloración cambia gradualmente, evolucionando de un blanco brillante inicial a un tono amarillento opaco.
Al completar su desarrollo, las larvas construyen un capullo utilizando fibras extraídas de las galerías que han excavado. Dentro de este capullo, que mide entre 4 y 6 cm, sufren una metamorfosis completa para pasar al siguiente estadio de su ciclo biológico. Estos capullos suelen localizarse en la base de las palmeras, marcando la transición hacia su fase de pupa.
Pupa
La pupa del picudo rojo, de color rojo-marrón oscuro, se desarrolla dentro de un capullo fabricado con fibras extraídas de la palmera. Durante esta etapa, el insecto atraviesa una metamorfosis completa, que representa el último cambio antes de convertirse en adulto. Este proceso tiene una duración aproximada de 15 a 30 días, con un promedio registrado de 27,83 ± 3,13 días según M. M. Martín y T. Cabello. Sin embargo, la duración de esta fase puede variar dependiendo de factores ambientales, como la temperatura.
Al finalizar el periodo de pupación, el adulto puede permanecer dentro del capullo durante algunos días adicionales, lo que le permite completar su desarrollo antes de emerger y buscar nuevos hospedadores.
Adulto
El insecto adulto se desplaza caminando y volando, siendo capaz de alcanzar grandes distancias. No obstante, permanece en la palmera inicialmente atacada si todavía dispone de material vegetal para su alimentación. En caso contrario, y atraídos por los olores que desprenden las palmeras con heridas, colonizan ejemplares no infestados. De esta manera comienza un nuevo ciclo biológico, se producen más fecundaciones, otras ovoposiciones, eclosiones, etc. El macho se suele diferenciar de la hembra, no solo por su tamaño, que suele ser inferior, sino también porque en la parte superior del pico, junto a la boca, consta de una pequeña tira de pelos.
Técnicas de mitigación
La plaga del picudo rojo llegó a España hace más de una década, afectando gravemente a regiones como Andalucía, Cataluña y, especialmente, la Comunidad Valenciana. Aunque estas comunidades han mostrado interés en encontrar soluciones, los estudios y pruebas de efectividad de los tratamientos suelen extenderse, y aún no se dispone de una solución definitiva. Uno de los métodos probados, el uso de parásitos biológicos, ha demostrado cierta efectividad al lograr una alta mortalidad del insecto, como se evidenció en las palmeras afectadas del municipio de Murcia.
Actualmente, siguiendo un protocolo adecuado que combina varios enfoques, es posible reducir el impacto del picudo rojo y, en muchos casos, recuperar por completo las palmeras infestadas, siempre que la yema apical no haya sido dañada irreversiblemente. Entre los tratamientos más efectivos destacan la endoterapia vegetal y las aplicaciones foliares tipo ducha, complementadas con un monitoreo constante. Estas estrategias han dado resultados prometedores en la lucha contra esta devastadora plaga.
Tratamientos de picudo rojo
Para controlar eficazmente el picudo rojo, es fundamental implementar un programa de detección y tratamiento a lo largo de todo el año, con especial atención durante los meses cálidos cuando la plaga puede proliferar más rápidamente. En áreas afectadas, las trampas de feromonas son útiles para detectar y monitorear la presencia de adultos, facilitando el seguimiento de la población.
Cuando los síntomas foliares de infestación son visibles, es probable que el daño interno ya sea irreversible, limitando la efectividad de los tratamientos en esa etapa avanzada. Por eso, los tratamientos preventivos con insecticidas sistémicos, especialmente neonicotinoides, se destacan como los más efectivos, junto con aplicaciones de duchas foliares con insecticidas de contacto, que actúan directamente en áreas donde se hospedan adultos y larvas, reforzando la barrera protectora de la planta
Entre los métodos de tratamiento mas utilizados a nivel mundial se destacan: Arborsystems, Arborjet y Fertinyect. En Uruguay una empresa ha logrado obtener 100% de eficacia de control aplicando tecnicas innovadoras que combinan endoterapia y duchas foliares, has clic aqui para leer la nota.
Aunque se han probado métodos preventivos biológicos, como el uso de enemigos naturales del picudo rojo (parásitos, patógenos, bacterias, hongos y nematodos), su eficacia ha sido limitada en áreas con alta infestación. Estos enfoques, aunque prometedores, no han logrado un impacto significativo en la reducción de la plaga en condiciones críticas. Por ello, la estrategia más efectiva es implementar tratamientos preventivos con insecticidas sistémicos. De esta forma, si ocurre una infestación, las larvas se encontrarán con niveles letales de insecticida en los tejidos de la planta, impidiendo su desarrollo y controlando la proliferación del picudo rojo desde sus primeras etapas.
En Uruguay, la empresa ProArbol ha desarrollado una metodología que logro un 100% de efectividad en el control de picudo rojo. La técnica consistió en la inyección a presión moderada de un insecticida sistémico en el estípite de la palmera, próximo a la corona foliar, a un máximo de distancia de 2 metros del ápice. Fuente: El Observador
Síntomas para detectar infección
Normalmente la infección en las palmeras afectadas suele detectarse aproximadamente al año de su contagio. Es entonces cuando las señales de peligro se hacen más evidentes y cuando debemos aplicar el tratamiento contra el picudo rojo para poder salvarlas a tiempo. Algunos de los síntomas que presentan las palmeras afectadas sonː
- Decaimiento de las hojas.
- Se debilita el brote apical y el meristemo de la palmera.
- Presencia de galerías excavadas en el punto de inserción de las hojas.
- Aparecen capullos de dicho insecto.
- Hojas sanas y verdes aparecen colgando, (como si se hubieran medio cortado).
- Trozos de hojas oídos en la copa o hijuelos en forma de V.
- Coloración atabacada de hojas centrales.
- Hojas centrales con extremo retorcido.
Descubre mas sobre esta devastadora plaga en el siguiente video.